Trece años
Yo no tengo una playa secreta entre Tossa y San Feliu de Guíxols. No tengo un viejo Tucker que encontrar. No tengo a un amigo Germán. A mí me queda sólo un portal cerca de la Plaza de San Martín y ni siquiera es ya la misma puerta. Me queda la suave melodía de un piano que cada día se desvanece más y que apenas soy capaz de retener en la memoria. Me queda el recuerdo de sus tristes ojos azules.
Nunca supe como acaba la historia, siempre quise olvidarlo.